Cuando haces «plop», ya no hay jabón

Presentamos una selección de diez onomatopeyas curiosas que se pueden encontrar marcando la categoría «Interjección» en el «Corpus avanzado» de Enclave RAE. Así descubriremos por qué, cuando haces «plop», ya no hay jabón.

El «Corpus avanzado» de Enclave RAE permite obtener listas de palabras clasificadas por categoría y ordenadas según su frecuencia de uso en los textos del CORPES (Corpus del Español del Siglo XXI). Así, es posible saber que la palabra que más aparece en estos textos es el artículo el o que los adjetivos más usados son grande, nuevo y bueno. También es posible encontrar onomatopeyas como las que recogemos aquí.

glu

La onomatopeya glu representa el sonido de cada trago que se le da a un líquido:

«Métele el embudo ahora por la boca, Roberto. Eso es. Ahora traemos la botella de güisqui y la vertemos dentro del embudo. Así, muy bien, Fierro. Glu, glu, glu, glu. Mmmm» (José Ángel Mañas, Historias del Kronen).

Para los tragos, también se emplea glup, aunque esta está más especializada para casos en los que se traga saliva ante una situación incómoda, delicada o comprometida:

«Y de pronto, leo: Deprisa, que no llegamos / Quiero la mantilla blanca. Glup. Eso me suena, pienso. Maldita sea. Vaya si me suena. O aquello de más adelante: Por la arena de la playa / va con un hombre la Lirio. Atiza. Más glup, glup. Trago saliva con dificultad, y me arrellano en el sillón pasando páginas» (Arturo Pérez-Reverte, «¿Me da usted candela?», en XL Semanal).

hip

Otra onomatopeya conocida es hip, que se parece en su forma al nombre del fenómeno que representa, es decir, al hipo:

«Oh Loto Diamantino, hip, cúmplase tu voluntad, hip, por los siglos, hip, de los siglos...» (Jesús Ferrero, Opium).

ding, dong

La onomatopeya ding, dong se usa para reflejar distintos sonidos, como el de las campanas, el del timbre de la puerta o el de las alertas por megafonía:

«Ding, dong, sonó la megafonía de la sala. Iberia anuncia la salida de su vuelo con destino a Barcelona» (Arturo Pérez-Reverte, La Reina del Sur).

También se usa la variante din, don:

«El timbre de la puerta de enfrente. Dos tonos, din don, como en los anuncios» (Esmeralda Santiago, El sueño de América).

plop

La onomatopeya plop refleja de forma característica el ruido de una pompa de jabón (o algo similar) cuando estalla:

«Y ahora sí la burbuja ha estallado de veras, plop, y tú estallas con ella» (Daniel Samper Pizano, Impávido coloso).

cof

La tos, sobre todo la que interrumpe las palabras de alguien, se puede representar con la onomatopeya cof:

«Cof, cof... Se supone que aquí la única profesional eres tú. Cof... Yo soy la artista. Claro que tú no entiendes lo que eso supone, cof, cof, cof» (Berta Marsé, En jaque).

crunch

Crunch representa fielmente el ruido que hace la comida crujiente cuando se mastica:

«Silencio, ruido de crunch-crunch de boquitas pintadas masticando pastas» (ABC, 03/06/1989).

jua

Los distintos tipos de risa se pueden representar con distintas onomatopeyas, como ja, je, ji, jo o ju. Con jua se representa más bien una risa abierta o una carcajada:

«¡Qué tal comedia, caramba...! ¡Jua, jua, jua, jua...! —me carcajeé, mientras la mesera extrañada servía el pescado y la espumeante bebida» (Ernesto Bondy Reyes, Viaje de retorno, hasta Sabina y otros relatos).

puaj

Con puaj se expresa asco, para lo cual la -j final ayuda bastante:

«—¡Puaj! Huele a cadáver de rata mezclado con orina de elefante, comida podrida y... —Es decir, huele como tus calcetines —lo cortó su abuela» (Isabel Allende, La ciudad de las bestias).

snif

La onomatopeya snif puede usarse para reflejar un olisqueo, pero también la respiración entrecortada propia del llanto:

«Se le cortó la voz y las lágrimas no lo dejaron hablar. […] Volver a empezar le costó a mi tío lo que se dice un güevo. “Yo quiero que tú sepas... yo quiero... snif... que tú sepas, snif... yo quiero que tú sepas que hace ya muchos días que estoy enfermo”» (Sealtiel Alatriste, Por vivir en quinto patio).

pum-pum

Hay muchas maneras de reflejar los latidos del corazón; una de ellas, pum-pum, la usó Benito Pérez Galdós, quien a la vez nos regala una curiosa onomatopeya para el sonido del reloj:

«Siento el latido de tu corazón, ¡pum pum!, y el chiqui-chiqui de tu reloj. Con ambos arrullos y el sueño que tengo, me quedaría como piedra en un pozo» (Benito Pérez Galdós, Realidad. Novela en cinco jornadas).

Si le gustan las onomatopeyas, recuerde que puede obtener una lista de todas las que contiene el Diccionario de la lengua española accediendo al «Diccionario avanzado» de Enclave RAE y marcando la categoría «onomatopéyico» dentro de la faceta «Origen».